Este artículo fue publicado por Cinco Días.
Desde que el pasado 14 de marzo se decretara el estado de alarma por el Real Decreto 463/2020 con el confinamiento y aislamiento social de los ciudadanos y la paralización abrupta de la economía, hemos estado viviendo “en digital” más que nunca: teletrabajo, videollamadas de negocio, con la familia y los amigos, actividad constante en las redes sociales y como no, un despunte de las compras online.
Ya estamos viendo que las medidas de aislamiento van a durar bastante tiempo si observamos a países que lo han sufrido antes que España. En octubre, los expertos prevén otro nuevo brote y todo apunta a una crisis sin precedentes mucho más impactante quizá que la crisis financiera de 2008. De momento, todos estamos en estado de shock y los ERTE y la refinanciación son una sombra cada vez más alargada.
No obstante, en este estado, solo la digitalización ya alcanzada y la imaginación pueden salvarnos. Todo es cuestión de reinventarse. Ya lo dijo Einstein: “La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura”.
El comercio electrónico debe ser uno de los salvavidas en este cambio de modelo de muchos negocios y actividades. La contratación electrónica siempre ha sido concebida como una fuente de ingresos más para cualquier empresa, desde el empresario individual hasta pymes y multinacionales, pero actualmente se va a convertir en una herramienta necesaria para el desarrollo y la salida de la crisis.