Este artículo fue publicado en la revista Byte IT.
A menudo surge el debate de si la tecnología nos acerca más de lo que nos aleja o viceversa, aunque es posible que esta pandemia nos haya dado la respuesta definitiva. Tan solo necesitamos un dispositivo con conexión a Internet para poder seguir haciendo muchas de las cosas que hacíamos hasta ahora. Las videollamadas nos permiten mantener nuestras relaciones sociales, las plataformas en streaming nos proporcionan horas de entretenimiento, la web nos permite acceder a cualquier tipo de información en segundos y, sin duda, un ordenador, un smartphone y una tablet se han convertido en herramientas indispensables.
De igual forma, el COVID-19 ha cambiado nuestra forma de trabajar. Una de las primeras recomendaciones del Gobierno hacia las empresas fue favorecer, de forma preferente, e implementar el teletrabajo en la medida de lo posible, y es probable que esta modalidad haya llegado para quedarse. Pero el teletrabajo no son solo videoconferencias e intercambio de mails, hay mucho más. En esta situación, las comunicaciones electrónicas con los empleados y con los clientes cobran especial importancia, por lo que se hace indispensable una adaptación del puesto de trabajo, implementando el uso de plataformas y softwares que aseguren el desarrollo de los procesos con las máximas garantías.
