Sala de Prensa

4 diciembre, 2020

La República

La tecnología impacta todas las actividades humanas, comprometiendo de modo directo nuestra privacidad en los campos más íntimos de nuestra vida. No es solo nuestro trabajo, nuestra vida social, nuestras actividades financieras, nuestros patrones de consumo o la forma en que nos comunicamos, sino también, desde luego, nuestra vida sexual.

La existencia de un grupo de más de 3000 usuarios de Telegram en el que se compartía contenido sexual de mujeres costarricenses, ejemplifica uno de los principales riesgos: la difusión no consentida e ilegal de material íntimo. La imagen es un dato personal si permite identificar a una persona, y en ese tanto, goza del resguardo de la Ley 8968 de Protección de Datos Personales, del Código Penal y del Código Civil.

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Mauricio París