Sala de Prensa

17 mayo, 2020

Este artículo fue publicado por Expansión

En las últimas semanas, y a causa de una brutal pandemia, el mundo ha literalmente colapsado. Más de la mitad de la población mundial se encuentra confinada en sus casas observando cómo la curva sanitaria se aplana al tiempo que las bolsas internacionales se desploman. Un reflejo más de la teoría de la manta corta; o te enfrías la cabeza o los pies.

La crisis sanitaria ocasionada por el Covid-19, que ha cercenado ya la vida de cientos de miles de habitantes del planeta, ha dado paso en paralelo a una crisis económica sin precedentes. Expertos economistas de todos los lugares del mundo coinciden en afirmar que el alcance y la profundidad de la crisis que se avecina son impredecibles.

De una u otra manera el golpe ha sido certero. No hay sector económico que no se haya visto afectado por el impacto del coronavirus, si bien es cierto que algunos como el turismo, el transporte de pasajeros o la hostelería se han llevado el premio gordo. Pero mientras parte del planeta espera de brazos cruzados (o semicruzados) a que las cosas cambien, otros han visto en la crisis su gran oportunidad, posicionándose como grandes candidatos a vencedores de la pandemia.

Esa -me temo- es la lectura. De esta pandemia saldrán vencedores y vencidos. Y es que mientras unos se muestran cabizbajos en tanto se lamen las heridas, otros miran al horizonte oteando las oportunidades que la situación plantea. Solo a modo de ejemplo, estoy convencido de que, como yo, muchos han recientemente acudido a proveedores que ni tan siquiera conocían hace algunas semanas, dejando de lado a otros que lo eran de manera asidua en la vieja normalidad. La explicación es sencilla; los primeros han sabido adaptarse a las nuevas circunstancias, tomando ventaja a los segundos, que no han sabido hacerlo. Entre los vencedores, un elemento se repite, además de su capacidad de adaptación, su elevado componente digital.

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Alejandro Touriño