Confilegal recoge la opinión de Daniel López, socio de ECIJA.
La crisis del COVID-19 aceleró la digitalización de muchos pequeños negocios. Lo que en un principio podría parecer una traba para estas actividades, ser pequeñas, en muchos casos ha terminado siendo una ventaja, porque ha sido precisamente lo que les ha permitido adaptarse a los cambios que se han ido produciendo durante la pandemia mucho más rápido que los grandes grupos empresariales.
Este martes se presentó el Libro de la Digitalización de las pymes tras el COVID-19 impulsado por la Confederación Española de Jóvenes Empresarios (CEAJE), una guía práctica de cara a explicar y guiar tanto a los autónomos como a la pequeña y mediana empresa en su proceso de transformación.
De hecho según se comentó entre los asistentes, el 80% de los negocios ya tienen una vertiente digital en estos momentos.
CEAJE contó para la elaboración de este libro blanco, con un equipo de profesionales altamente cualificados así como con la colaboración de organizaciones y entidades como el Consejo General de la Abogacía Española, Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Federación Iberoamericana de Jóvenes Empresarios (FIJE), Telefónica, Banco Santander, Arthur D. Little, Amazon, Fujitsu, SEGIB, Agora Next, la Fundación CRE100DO, la Fundación Certiuni, el Observatorio de Industria 4.0 y el Observatorio iberoamericano de protección de datos.
Definir la digitalización propia
Daniel López, socio del área de IT, Privacidad y Protección de Datos de ECIJA Abogados, es uno de los autores del libro sobre digitalización de pymes que acaba de presentarse. “Debido a los tiempos que estamos viviendo, las pymes han tenido, en muchas ocasiones, que reinventar su modelo de negocio. Este proceso de digitalización les ha permitido ampliar su ámbito de actuación, generar nuevos servicios de valor y mitigar el impacto económico de esta crisis”.
Reconoce que “la implantación de modelos de comercio electrónico en todos los sectores han posibilitado una nueva fuente de ingresos para sectores como la hostelería, así como los procesos de reservas y checking on-line en otros casos”.
Al mismo tiempo, “el acceso a los contenidos en el sector de la educación, así como la adopción de otras tecnologías encaminadas a un mayor conocimiento de su público objetivo, favoreciendo, no solo las acciones de marketing, sino la forma de ofrecer sus productos o la definición de estos”.
“Todo ello, sumado a la necesidad de prestar servicios vía internet o de fijar políticas de teletrabajo en algunos sectores para poder continuar con su actividad empresarial durante el confinamiento y la desescalada”.
Sobre dicha transformación digital López señala que “lo primero que debe abordarse en este proceso para poder abordarlo con éxito es hacer una buena planificación, un análisis del mercado y el modelo de negocio, evaluar hacia dónde queremos dirigirnos, definiendo metas y fases para cubrir dichos objetivos”.
A nivel legal es importante considerar “la revisión de los contratos que se van a suscribir, el poder legitimar los tratamientos de datos que vamos a solicitar y queremos posteriormente explotar, así como las propias relaciones con empleados y terceros, las previsiones en relación con el registro de marcas y dominios, entre otros aspectos”.
También destaca que otras cuestiones legales a considerar tienen que ver con que “dentro del proceso de diseño de la estrategia deben tenerse en cuenta aspectos que tienen que ver con diferentes ramas del derecho, desde aspectos mercantil, en relación con la fórmula societaria (aspectos fiscales, obtención de beneficios, subvenciones o aspectos desgravables), laborales, atendiendo al cambio de modelo o cuestiones relacionadas con la desconexión digital, teletrabajo u otros aspectos”.
“Finalmente, la protección de los datos personales juega un papel fundamental. La obtención de los datos, la legitimación de los tratamientos, la definición de las finalidades para las que queremos tratarlos o usos posteriores, la utilización de cookies, análisis masivos de datos o la utilización de diferentes plataformas a través de las cuales queramos interactuar con nuestro público objetivo”, subraya López.
Junto con ello, “la regularización de los proveedores, transferencias internacionales de datos derivadas de los servicios -prestados y recibidos-, la gestión de los tratamientos y procesos, así como la adopción de medidas de seguridad, entre otros aspectos”, son también importantes.
Daniel López es consciente que la amenaza de los ciberataques y una buena protección de datos personales son elementos importantes en este nuevo escenario donde lo digital es cada vez más importante. “La ciberseguridad ha adquirido un rol fundamental, no solo pensando en evitar riesgos sancionatorios, sino también en la generación de confianza y valor para los propios clientes y potenciales. El daño reputacional puede llegar a tener un impacto económico muy elevado o incluso a afectar a la viabilidad de una pyme”.
Por todo ello, recomienda “contar con unas políticas y procesos que puedan garantizarlo, no solo en relación con la gestión de una crisis o una brecha, sino en un momento previo para poderla evitar. La evaluación de los proveedores tecnológicos, sus certificaciones en seguridad, la posibilidad de realizar auditorías o pruebas de sopesamiento, garantizarán una mayor protección cuyo impacto será positivo en la viabilidad de la empresa y los beneficios”.