Cinco Días recoge la opinión de Javier Bustillo, socio de ECIJA.
¿Son recomendables las uniones (ya sea por la vía de una fusión, una integración o una alianza) entre despachos en el actual contexto de crisis? Sí. ¿Son las uniones la solución para los bufetes en dificultades? No. Ambas ideas pueden resultar contradictorias, pero hay coincidencia entre quienes han protagonizado alguno de estos procesos en que si una integración se plantea como una huida hacia delante, lo más probable es que esté condenada al fracaso.
«Lo importante es que la unión no solo produzca un ahorro de costes, sino también sinergias. Es decir, que la suma de uno más uno dé como resultado un número mayor a dos». Esa lógica, explica Javier Bustillo, hasta septiembre del año pasado socio director de Bustillo Abogados, fue la que le llevó a dar el paso de integrarse en Ecija. Según su experiencia, «una unión es buena o mala con independencia del momento económico», pero dar el paso movido por la necesidad dispara el riesgo de fracaso.
¿Qué es lo que hace que un enlace funcione? «Que aporte crecimiento para ambas partes y que las culturas sean similares», asevera Bustillo. «La cultura es esencial. También el compartir unos criterios de calidad en el trabajo y que los números respalden a quien se incorpora».