El Confidencial recoge la opinión de Constantino Vidal, socio de Fiscal de ECIJA.
El medio hace hincapié en que las empresas familiares hacen cola en los despachos de abogados para llevar a cabo simplificaciones de las estructuras de sus compañías. Se trata de dar marcha atrás a entramados societarios creados durante años por organización o por incluir a más miembros de la familia bajo el resguardo de la exención de los dividendos en estos grupos. Pero esta exención podría desaparecer, según los planes del Gobierno, por lo que buscan contrarreloj aliviar el potencial hachazo fiscal.
En esencia, los dividendos dentro del grupo empresarial tienen una exención del 100%, pero el equipo actual de Hacienda ya mostró hace dos años su intención de limitar la deducción al 95%. El temor se disparó en su momento, adelantando dividendos en la medida de lo posible, pero la inestabilidad política enfrió los planes del sector privado para blindarse hasta ahora.
Tras la crisis del coronavirus, asesores fiscales, abogados y ‘family offices’ esperan una reforma fiscal integral, y entre las pistas para adelantarse se guían por el proyecto de presupuestos de 2019 que nunca vio la luz. En ellos, el Ejecutivo de Pedro Sánchez incluyó un golpe a la tributación de dividendos dentro de un grupo empresarial: “El importe exento será el 95 por ciento de los dividendos o participaciones en beneficios resultante de minorar tales dividendos o participaciones en beneficios en los gastos de gestión relativos a la participación, fijados en el 5 por ciento de aquellos”.
El golpe sería del 1,25% sobre el dividendo en cada distribución interna, al quedar exento el 95% en vez del 100%, pero podría pagarse ese porcentaje varias veces si hay una cascada de sociedades desde la matriz, amplificando el hachazo fiscal. Por ejemplo, si un ‘holding’ de un grupo familiar tiene dos filiales, una de distribución y otra industrial, y de esta última cuelgan otras tres por diferentes productos fabricados, aquí ya habría doble tributación si cada empresa paga dividendo a la sociedad de la que cuelga.
En este ejemplo, pongamos que la última sociedad ha ganado un millón de euros tras pagar un 20% de Sociedades tras deducciones habituales, y el ‘pay out’ es del 100% (porcentaje del beneficio que va a dividendos). La sociedad industrial recibe 987.500 euros, y esta abona a la matriz, neto de impuestos, 975.156 euros. El golpe habría sido de 25.000 euros, que seguiría creciendo si hay más sociedades intermedias. Y, finalmente, las personas físicas accionistas recibirían esta cantidad y tributarían por rendimientos del capital el 23%, si son más de 50.000 euros.
El ministerio de María Jesús Montero quería limitar la exención del artículo 21 de la Ley del Impuesto de Sociedades, lo que para muchos fiscalistas implica una doble imposición. Esto es, tributar dos veces por el mismo beneficio. “Estamos trabajando con esta hipótesis, por lo que estamos ayudando a las empresas familiares a eliminar sociedades intermedias que han podido crearse para dar entrada a nuevos socios o por cuestiones organizativas, porque en cada escalón se tributaría por parte de los dividendos. Se trata de simplificar la estructura organizativa. Además, así se pueden reducir costes”, argumenta Constantino Vidal, socio de ECIJA.
Los cambios societarios no tienen impacto fiscal si no se realizan, precisamente, por motivos fiscales. “Podría pasar que para aliviar el golpe a través de los dividendos se cause un daño mayor por las plusvalías latentes”, señala Constantino Vidal. Para que haya neutralidad fiscal, como se conoce en la jerga al hecho de que una fusión entre sociedades del grupo o cambios societarios tengan diferimiento fiscal, debe haber razones económicas y no fiscales.
“Entre los motivos económicos válidos que se citan habitualmente en las consultas de la Dirección General de Tributos, y que podrían resultar de aplicación en este tema, están centralizar la toma de decisiones; reducir la estructura societaria y, en consecuencia, los gastos de la misma; aunar derechos políticos y económicos; o simplificar la sucesión futura”, enumera el socio de ECIJA, que aun así puntualiza que se está analizando cada situación de forma individualizada.