Sala de Prensa

23 abril, 2014

‘mHealth: salud en tu móvil’, por Teresa Pereyra, asociada senior de Information Technology de ECIJA.

Los smartphones y las aplicaciones móviles se consolidan como mercado al alza en el que todas las empresas quieren participar y aportar su valor añadido, y las aplicaciones dedicadas a la salud y autocuidado tienen mucho que decir en él. No obstante, los sectores sanitarios y farmacéuticos deben ser especialmente responsables a la hora de participar en ellos no sólo por su estricta regulación, sino por la dificultad de encajarla en nuevos entornos digitales y las graves repercusiones que puede suponer su incumplimiento.

El uso de los dispositivos móviles con conexión a Internet o smartphones por parte de los usuarios españoles aumenta de forma imparable. Desde el 2013 el número de usuarios que dispone de uno de estos dispositivos se ha disparado de un 59% a un 80%. Prácticamente igualan al ordenador, portátil o de sobremesa, como punto diario de conexión a Internet y es muy significativo que las aplicaciones móviles o Apps igualen a los buscadores como punto de acceso en estas conexiones a Internet1. Y, aunque el smartphone domina el mercado, las tablets se mantienen en un segundo pero sólido puesto con un 46% de usuarios que las usan diariamente.

Las actividades sociales (correo electrónico, redes sociales, mensajería instantánea, etc.) siguen liderando el ranking de las más realizadas por los usuarios a través de estos dispositivos. Sin embargo el 17% de estas actividades tienen como objetivo formular o realizar consultas diarias y, entre ellas, un 8% son relativas a la salud o bienestar.

La conclusión es que la agilidad, versatilidad y comodidad del smartphone lo han convertido en el rey del mercado tecnológico y causante de un cambio de paradigma en el entorno digital. Ha conseguido trasladar gran parte del mercado on line de los entornos web a los entornos App.

Si antes los usuarios recurrían a Internet buscando todo tipo de información mediante buscadores y páginas web, ahora realizan exactamente la misma función pero a través de las Apps. Y es que, los desarrolladores de este tipo de programas o software han sabido ver el potencial implícito en estos dispositivos y han desarrollado una vasta gama de aplicaciones capaces de satisfacer casi cualquier necesidad o petición del usuario. Y una de esas necesidades es, como ya indican las estadísticas, relativa a la salud y el autocuidado. De tal forma que, si antes el trending topic en materia de salud era “eHealth”, ahora es “mHealth”.

Las aplicaciones de salud y autocuidado suponen ventajas para todos los agentes implicados en su funcionamiento:

– Los usuarios tienen a su alcance información para la resolución rápida de determinadas consultas, información relativa a recursos sanitarios, como médicos o farmacias de guardia, consejos sobre hábitos de vida saludable, contacto con personas que sufren sus mismas dolencias y consejos para mejorar su calidad de vida. Inclusive pacientes crónicos pueden ser monitorizados mediante estas Apps. Las ventajas son innumerables y, con toda probabilidad, aún quedan muchas por descubrir.

Escuchar los latidos de un feto, controlar ciclos menstruales, gestionar el ejercicio físico diario, monitorizar el nivel de azúcar, obtener ayuda para dejar de fumar, saber qué alimentos son aptos para celíacos, comprobar síntomas, etc. son sólo unas pocas de las funcionalidades que las Apps de salud o autocuidado pueden brindar al usuario.

Y aunque su uso no sea aún masivo es innegable que el mercado está respondiendo positivamente y los pronósticos económicos así lo respaldan. Según el informe The Global Mobile Health Market Report 2013 -2017, el sector de las aplicaciones móviles dedicadas a la salud o al autocuidado puede llegar a mover en los próximos años más de 20.000 millones de dólares en todo el mundo. Y el número de Apps de este sector puede superar las 95.000 en los markets o mercados de aplicaciones más importantes.

– En el otro lado, los profesionales sanitarios, públicos y privados, encuentran en estas Apps herramientas de gran utilidad para la toma la decisiones rápidas ,como el propio Vademecum, que gracias a la movilidad que ofrece el  smartphone se encuentran a su disposición incluso fuera de los propios hospitales o centros de salud. Les ayudan en la difusión de buenas prácticas y hábitos saludables ya sea sobre salud en general, dolencias crónicas o en la prevención de determinadas enfermedades  Asimismo, en algunos casos, les permite una mejor comunicación con sus pacientes, lo que al final revierte en la mejora de las decisiones y cuidados proporcionados.

– El propio sistema sanitario español podría verse beneficiado de la generalización del uso de estos dispositivos2 que pueden contribuir a la calidad del sistema reduciendo los costes asociados, gracias a la mejora del acceso a la asistencia sanitaria, la simplificación de procesos administrativos, las funciones de vigilancia de la salud y las respuestas en caso de emergencia, entre otras ventajas.

Sin embargo, como sucede con casi todo en esta vida, existen riesgos. Riesgos derivados de la publicación de contenidos erróneos o sin fundamento médico o científico. Riesgos derivados de la falta de control que existe sobre estas aplicaciones y su contenido. Riesgos derivados del propio paciente, que puede llegar a sustituir el consejo de un profesional médico por información de carácter general que no se ajuste a sus necesidades y, como no, riesgos derivados de la falta de seguridad del terminal móvil o de la falta de conocimientos de los usuarios que no adoptan las precauciones a su alcance para la salvaguarda de su información personal. Ahora bien, los riesgos siempre pueden ser minimizados mediante el adecuado conocimiento del entorno y de las reglas que operan en su terreno.

Cuando el mercado se enfrenta a nuevos entornos, especialmente si hablamos de entornos digitales, suele reaccionar de forma acelerada, obviando la regulación o normas que pueden resultar de aplicación. Es decir, primero se sumerge, se une a la tendencia y, después, recapacita sobre las precauciones que debía haber adoptado y cómo corregirse o, en el peor de los casos, sobre cómo reparar el daño ya producido. Los usuarios ya pudimos asistir a estos comportamientos con la aparición de las páginas web, el comercio electrónico o las redes sociales corporativas: su proliferación fue anterior a su correcta gestión.

Sin embargo, los sectores sanitario y farmacéutico, altamente regulados, han sido, por norma general, cautelosos a la hora de lanzarse a estos entornos, especialmente a las redes sociales, por miedo a incumplir la ingente normativa que les vincula.

Y es que en el universo App, como en cualquier entorno digital, parece que las barreras legales se desdibujan, que los marcos legales se emborronan y que nadie tiene claro qué normas deben tenerse en cuenta para un adecuado cumplimiento legal.

Es cierto, que el marco legal es confuso, rígido y, en ocasiones, está a punto de quedar obsoleto, pero existe. La regla de oro general: lo que no puede hacerse off line, no puede hacerse on line. Y a partir de este punto hay que tener en cuenta las particularidades legales derivadas de la incursión en un nuevo medio.

En primer lugar, debe tenerse en cuenta que, según el Real Decreto 1591/2009, de 16 de octubre, por el que se regulan los productos sanitarios, algunas aplicaciones, como programas informáticos que son, pueden obtener, según sus características, la consideración de producto sanitario. Si así fuese, el titular de la App deberá tenerlo en cuenta con el fin de cumplir los requisitos que exige el Real Decreto y someterse, además, a la vigilancia de la Agencia Española de medicamentos y Productos Sanitarios.

Por otro lado, si la App va a tratar datos de carácter personal, hay que asegurarse de cumplir con toda la normativa que regula este tratamiento, no sólo en lo relativo a la parte visible del tratamiento (deber de información, consentimiento, etc..) sino también en esa otra parte menos visible que es la seguridad del sistema y la información transmitida, especialmente en aquellos casos en que se traten datos de salud, que se consideran especialmente protegidos y requieren un nivel de seguridad mayor.

La vigilancia del contenido de la App es otro aspecto crítico. Por un lado, para asegurarnos de que la información publicada en ella no infringe normativas como, por ejemplo, la de publicidad de medicamentos. Por otro, porque es responsabilidad del titular vigilar la calidad de la información o servicio proporcionado, máxime si hablamos de una información o servicios que influyen en las conductas y hábitos de sus usuarios. Una mala gestión de esos contenidos no sólo puede provocar efectos nocivos para la salud de los usuarios sino que, aún sin llegar a hacerlo, puede destruir la reputación corporativa de la empresa titular.

Lógicamente, existen muchas más normas implicadas en la puesta en marcha de una App de estas características, pero la calidad y la seguridad son aspectos críticos que deberían estar siendo especialmente controlados y monitorizados. Asimismo, sectores tan delicados como el farmacéutico y sanitario deberían poder recibir indicaciones para aclarar el confuso panorama legal al que deben enfrentarse. Sin embargo, salvo determinadas iniciativas puntuales dignas de mención como la de la Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía que ha elaborado un catálogo de recomendaciones  e incluso un sello de certificación , no existen organismos consultivos y no se está llevando a cabo ningún control sobre las Apps que aparecen cada día en nuestros markets. Otra herramienta de gran utilidad es, sin duda, la experiencia ya acumulada en el ámbito de las páginas web.

En consecuencia, las empresas que decidan poner en marcha una App dedicada a la salud o el autocuidado van a tener que jugar la baza de la responsabilidad. Cuidar la calidad de sus contenidos, ser respetuosos y cautelosos con la normativa, informar de la forma más completa posible a los usuarios, seguir las recomendaciones3 que pueda aportar cualquier autoridad y someterse a las evaluaciones necesarias para obtener certificaciones4 como las que empiezan a aparecer, garantizarán su éxito y les permitirán explotar todas las ventajas que pueden aportarles estas aplicaciones móviles entre las que se encuentran la visibilidad, el posicionamiento y la reputación corporativa.

Enlace al artículo ed. digital: http://www.pmfarma.es/articulos/1595-mhealth-salud-en-tu-movil.html

Enlace al artículo ed. impresa: ‘mHealth: salud en tu móvil’

1 Interactive Advertising Bureau y The Cocktail Analysis. “V Estudio Anual IAB Spain Mobile Marketing: Informe de Resultados”. Septiembre de 2003. Disponible en: www.iabspain.net/wp-content/uploads/downloads/2013/09/V_Estudio_Mobile_Marketing_version_corta.pdf

2 PricewaterhouseCoopers . “Diez temas candentes de la Sanidad Española para 2013: Para que la crisis económica no se transforme en una crisis de Salud Pública”. 2013. Disponible en: www.pwc.es/es/publicaciones/sector-publico/assets/diez-temas-candentes-sanidad-2013.pdf 

3 Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía. “Guía de recomendaciones para el diseño, uso y evaluación de Apps de salud”. Disponible en: www.calidadappsalud.com/recomendaciones-2/

4 Agencia de Calidad Sanitaria de Andalucía. Distintivo AppSaludable. Información disponible en:www.calidadappsalud.com/distintivo-appsaludable/