Sala de Prensa

6 octubre, 2020

Este artículo fue publicado en Econoticias

i bien estas acciones de mitigación requieren una respuesta conjunta y coordinada a nivel internacional, también deben ser definidas e implementadas a nivel nacional o subregional, pues los impactos y las vulnerabilidades son específicos de cada lugar.

A ello responde el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático aprobado por el Gobierno a finales de septiembre, con el que se cumple el objetivo fundamental de dar cumplimiento y desarrollar -a nivel de Estado español- los compromisos que nuestro país ha adquirido en la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y en la Unión Europea.

El referido Plan es actual marco general de referencia para las actividades de evaluación de impactos, vulnerabilidad y adaptación al cambio climático. Las distintas opciones y acciones que se plantean son sectoriales (relativas a un sector específico), multisectoriales (relativas a dos o más sectores conjuntamente), regionales y transversales y horizontales (sirven para mejorar la adaptación global). Nos centraremos en el sector de la ordenación del territorio y del urbanismo.

Las estrategias de ordenación del territorio y los planes urbanísticos deben prestar una atención especial a la información climática y a los efectos del cambio climático. El Plan plantea que las propuestas de ocupación y distribución de los distintos usos y actividades (núcleos poblacionales, actividades económicas, infraestructuras, dotaciones …), tengan entre sus objetivos impedir y prevenir la degradación de los recursos naturales con influencia negativa sobre el clima, a la vez que tengan en cuenta el mejor aprovechamiento y adaptación a las características del clima y a los efectos del cambio climático.

Se critica severamente el urbanismo extensivo que se está desarrollando en nuestro país por cuanto que plantea problemas de aumento del uso de recursos por vivienda, mayor consumo de agua, de energía y mayores necesidades de transporte, por lo que genera impactos negativos que afectan y condicionan otros sectores.

Dentro del espacio urbano, se apuesta ciertamente por las actuaciones de regeneración urbana. El documento evidencia la necesidad de actuar sobre las zonas que pueden verse más directamente afectadas por los cambios climáticos como las zonas verdes (parques y jardines), y aquellas redes e infraestructuras públicas destinadas al ocio y esparcimiento al aire libre de los ciudadanos.  En la edificación, la repercusión de los cambios climáticos conlleva nuevas necesidades para atender los aspectos de habitabilidad de los edificios, que requieren instalaciones de climatización y ventilación que, a su vez, repercuten sobre el clima de la localidad.

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