Este artículo fue publicado por El Referente.
La difícil situación por la que pasa la economía en general, y las startups en particular, ha llevado a las empresas y sus administradores a tomar decisiones difíciles. Por suerte, la situación ha llegado con un sector de capital riesgo y de startups mucho más maduro y preparado, además de con una situación de liquidez importante. Prueba de ello ha sido que han conseguido cerrarse muchos nuevos fondos de venture capital y que ha seguido habiendo rondas importantes, aunque cuesta más cerrarlas. Las startups siguen convenciendo, ganando tamaño y captando talento, mientras las grandes empresas básicamente recortan todo excepto sus fondos corporate, conscientes de que el futuro de sus negocios depende de ello y de que la generación exclusivamente interna de innovación cada vez es más complicada.
Esto no nos debe despistar sobre la necesidad de reestructurar las empresas y prepararlas para todos los escenarios previsibles. Para ello es clave la figura del preconcurso y del concurso de acreedores. Obviamente lo ideal es no llegar a ese momento, pero no se debe obviar en ningún caso. Y no sólo para evitar la derivación de responsabilidad para el CEO o el administrador. También para ser capaces de sobrevivir y de ser competitivos. En estos momentos hasta el 31 de diciembre está vigente una moratoria de concursos necesarios (los instados por los acreedores) y las startups tienen que adelantarse a ellos y también prever cómo van a actuar en caso de concurso por parte de sus clientes.
El preconcurso puede ser clave para renegociar las deudas de la empresa desde una situación de relativa fuerza, dado que a un máximo de tres meses vista nuestros acreedores que no lleguen a un acuerdo, probablemente lo perderán todo. También para reestructurar plantillas.
Si finalmente no se llega a un acuerdo, el concurso no tiene por qué ser el destino final del negocio, dado que se puede plantear la continuación de una rama de actividad o de una unidad productiva, además de sacar determinados activos, sobre todo intangibles,
En general hay una obsesión con los concursos exprés, comprensible, pero que siempre dependerán de la decisión de cada juez en cada caso, y que implican una solución final y tajante.
En cualquier caso, las startups deben estar muy preparadas desde el punto de vista legal y fiscal, con capacidad de adaptarse a cada escenario: una ronda, una fusión o adquisición, una reestructuración o un concurso.