Sala de Prensa

23 marzo, 2020

Este relato fue publicado por LawyerPress.

Mi nombre es Cristina Llop, y al margen de mis cargos institucionales (soy consejera y vicesecretaria de comunicación del Consejo General de la Abogacía Española), sobre todo soy abogada y ejerzo entre Zaragoza y Madrid.

Llevo desde el jueves 12 de marzo en mi casa por decisión propia ya que estuve en contacto con gente en cuarentena así que decidí que podía seguir atendiendo mis obligaciones profesionales desde casa, sin arriesgarme a contagiar a otros si se diera el caso.

Lo cierto es que no llevo mal el encierro. Al menos, por ahora. Y ya van 10 días. He intentado verlo como una oportunidad para parar, reflexionar y acostumbrarme a tomarme tiempo para mí y mi familia.

Parar es la palabra. Mis semanas en circunstancias normales suelen ser frenéticas, de viajes continuos entre mis dos ciudades, con poco tiempo para coger carrerilla y tomar impulso. Y eso es lo que estoy intentando, trabajar tomándome mis tiempos, reflexionar sobre nuevas oportunidades profesionales, y sobre todo, hacer aquellas cosas que, de normal, no tienen hueco en mi agenda. Cosas quizás sencillas pero que ahora cobran más que nunca importancia.

Lo cierto es que en nuestro despacho de abogados, ECIJA, llevamos tiempo implementando medidas que permitan el teletrabajo y la conciliación de la vida personal, familiar y laboral, y la videoconferencia con clientes, y compañeros y equipos de trabajo es el pan nuestro de cada día por lo que lo único que he percibido es un incremento de ellas y que, por supuesto, ¡las puedo hacer en zapatillas!

De hecho, no creo que haya nada que no podamos hacer con un poco de ingenio. Incluso aprovechar la reclusión para –aunque sea telemáticamente- tomarte ese café pospuesto con aquellos amigos a los que, desde hace siglos, no has dedicado suficiente tiempo de calidad.

Quiero pensar que esta situación tan dramática nos va a permitir reorganizarnos, ver como posible cosas que siempre decíamos que eran inviables, y sobre todo, salir más fuertes, reforzados y confiados en que el ser humano es capaz de todo con un poco de voluntad e inspiración.

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Cristina Llop