«Innovar ya no es una opción», artículo de Fátima Fontcuberta, Directora de Marketing y Comunicación de ECIJA.
El pasado viernes participamos en el II Congreso de Primavera organizado por la Asociación de Avogados Novos de Vigo, con la innovación como objetivo y epicentro de nuestras charlas.
Ahora que la tecnología parece haber transformado definitivamente la forma que tenemos de ver y entender el mundo y de comportarnos en la sociedad en que vivimos, también parece haberle llegado la hora a los despachos de abogados. Este sector tradicionalmente inmovilista, poco dado a los cambios y aún menos permeable, asoma tímidamente en esta revolución, no solo digital, sino también social y profesional.
Fueron muchas las preguntas que nos plantearon sobre la base de las ponencias y todas ellas dejaban entrever una pregunta general: ¿puede un pequeño despacho posicionarse como despacho de referencia? ¿Resultan imprescindibles las herramientas tecnológicas para dicho posicionamiento? ¿Qué características reúne el nuevo abogado?
Sí rotundo para las dos primeras cuestiones. Resulta clave para conseguir un posicionamiento estratégico y fundamental para la forma en la que gestionamos el despacho, la especialización. Y es que si algo ha aportado esta revolución, las sociedades interconectadas y la implicación de las nuevas tecnologías en nuestra vida diaria, son nuevas competencias para el jurista que debe mostrarse como un líder del proceso de innovación. Más allá que como un abogado, como un aliado dispuesto a implicarse en los proyectos del cliente y a acompañarlo en esta aventura. Y para ello, sólo tenéis, abogados, que abrir inmensamente los ojos y permanecer constantemente actualizados: Big Data, Internet of Things, Smart Cities, Impresión 3D, Insurtech, Fintech… Cada uno de estos términos constituye una oportunidad para desarrollaros, y fundamentalmente, para especializaros y posicionaros. Sin embargo las nuevas tecnologías no constituyen la única vía de especialización: el dominio de cualquier área del derecho y su ejercicio basado en la creatividad y la excelencia, escuchando las necesidades del mercado (de vuestro mercado), son conceptos clave para crecer y lograr el perseguido reconocimiento.
Segunda cuestión, herramientas tecnológicas. No hablamos de potentes y exclusivos softwares, sino de herramientas básicas que faciliten la gestión diaria del despacho y nos permitan alcanzar nuestros objetivos. Lancé una pregunta nada retórica: ¿Cuántos de vosotros medís el impacto de vuestras acciones en la red? ¿Cuántos de vosotros utilizáis un CRM para gestionar y segmentar vuestra relación con los clientes? Escasas manos alzadas. Y ese es el error: no somos conscientes de que algo tan sencillo como las métricas, o un programa que nos ayude a segmentar nuestros clientes, pueden redirigir nuestro esfuerzo y nuestra estrategia y descubrirnos qué estamos haciendo bien, qué podemos mejorar y lo más importante, ¿qué les interesa a mis clientes? ¿Cómo puedo ayudarlos?
Como comentaban mis compañeras ponentes, es necesario además un ejercicio de honestidad profesional: análisis sincero de mis debilidades y fortalezas, para potenciar estas últimas y camuflar las primeras a través de una estrategia de marketing y comunicación con las dos palabras más recurridas durante el congreso como objetivo: especialización y diferenciación.
Por último, si hablamos de gestión de despachos, no podemos obviar alguno de los puntos en los que basé mi análisis: teletrabajo, retribución variable, sentimiento de pertenencia, team building y gestión inteligente de tareas. Cualquiera de ellos es aplicable a pequeños, medianos y grandes despachos, y sentarán las bases del comienzo de la gestión de un despacho como una empresa de servicios eficazmente gestionada y no como un despacho personalista.
Abogados, ser creativos, no tengáis miedo a los cambios, saber adaptaros a ellos y formaros hasta la saciedad. Leer, actualizaros a diario y no perdáis de vista vuestro objetivo: ser el mejor en el área de práctica o sector que elijáis, el resto llegará, con esfuerzo, casi de la mano.