Sala de Prensa

1 junio, 2020

Cinco Días publicó este artículo.

Hace unos días, se publicaba en prensa la intención del Gobierno de aprobar la Estrategia Española de Economía Circular, que pondrá las bases para superar la economía lineal y avanzar hacia un modelo de producción y consumo en el que el valor de los productos materiales y recursos se mantenga en la economía el mayor tiempo posible, mejorando la eficiencia, minimizando la generación de residuos.

La Estrategia “España Circular 2030” salió a información pública en febrero de 2018, inspirada en el Plan de Acción para una economía circular en Europa de 2015. El objetivo es conseguir una sociedad más eficiente en el uso de los recursos, que produzca menos residuos y que utilice como recurso aquellos que no puedan ser evitados, siempre que sea técnica y económicamente posible, con garantía para la salud y el medioambiente. Se trata de sustituir una economía lineal basada en extraer, producir, consumir y tirar, por una economía en la que se reincorporen al proceso productivo los materiales que contienen los residuos, para la producción de nuevos productos. En este planteamiento, la reducción, la reutilización, el reciclaje y la valorización material de los residuos constituyen procesos esenciales.

Con el fin de impulsar la transición hacia un modelo de economía circular en nuestro país, el Gobierno de España ha elaborado la estrategia siendo sus ejes de actuación la producción, el consumo, la gestión de residuos, las materias primas secundarias, y la reutilización del agua. Con ellos, se pretende alcanzar la reducción del uso de recursos naturales no renovables, reutilizando en el ciclo de producción los materiales contenidos en los residuos como materias primas secundarias; incorporar criterios de ecodiseño; facilitar la reparabilidad de los bienes producidos, prolongar su vida útil posibilitando su valorización al final de esta; favorecer la aplicación efectiva del principio de jerarquía de los residuos y la prevención de su generación; fomentar la reutilización y fortalecer el reciclado de alta calidad; favorecer la innovación y la eficiencia global de los procesos productivos; promover formas innovadoras de consumo sostenible; promover el uso de infraestructuras y servicios digitales; promover también, en última instancia, un modelo de consumo responsable basado en la transparencia de la información, en la duración de los productos y en la eficiencia energética. Para ello, se identifican seis sectores prioritarios de acción como son la construcción, agroalimentario, pesquero y forestal, industrial, bienes de consumo y turismo.

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