Sala de Prensa

13 octubre, 2020

El artículo forma parte de la publicación «De la crisis a la transformación» de Lawit.

No es mi intención en estas líneas pretender predecir cómo será el ejercicio de la profesión en el futuro. Ello sería muy pretencioso y riesgoso, especialmente en tiempos en que el progreso de la ciencia y nuevas tecnologías es vertiginoso. Tampoco lo es citar una serie de datos y normas legales. Más bien, mi idea es exponer algunos desafíos a los que, como abogados, de cierta forma ya estamos y, sin lugar a duda, estaremos enfrentados en el futuro cercano.

Para abordar este tema, debemos primero tener claridad del significado de los conceptos abogado y futuro. Hay muchas y diversas definiciones, pero recurriré a las que contiene el diccionario de la Lengua Española de la Real Academia Española en su vigésima segunda edición, en las acepciones que me parecen más atingentes.

Es abogado el “licenciado o doctor en derecho que ejerce profesionalmente la dirección y defensa de las partes en toda clase de procesos o el asesoramiento y consejo jurídico”.

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Gerardo Otero