Sala de Prensa

7 enero, 2022

Tokenización de depósitos bancarios: el experimento japonés

Tribuna de Mauricio París, socio de ECIJA Costa Rica, para La República.

A finales del año pasado, se anunciaba que un consorcio conformado por 74 empresas japonesas (The Digital Currency Forum), incluyendo 3 de sus principales bancos, planean lanzar durante 2022 una stablecoin vinculada al yen. La moneda, que tentativamente se llamará “DCJPY” tiene la particularidad de que estará respaldada por depósitos bancarios. Para decirlo de forma correcta: será el producto de la tokenización de los depósitos bancarios sobre una blockchain permisionada. La moneda digital estará disponible para empresas e individuos, quienes podrán optar por tokenizar sus depósitos bancarios, es decir, convertir yenes en DCJPY.

Algunos elementos resultan interesantes detrás de este proyecto. El primero de ellos, es que representa una iniciativa que, desde el sector privado, parece entrar a competir con los proyectos del gobierno japonés de lanzar su propio CBDC (Central Bank Digital Currency): el yen digital. Japón, al igual que muchos otros países, desarrollan con cautela sus propios experimentos para lanzar monedas digitales, frente al apabullante riesgo que representa el yuan digital de China.

El que este experimento involucre a 3 de los principales bancos de Japón no es casualidad. Uno de los riesgos principales que traen aparejadas las CBDC es que podrían llegar a eliminar la intermediación financiera que realizan los bancos comerciales respecto al dinero. Si usted puede tener su dinero digital almacenado en una wallet del banco central que lo emite ¿Para qué querría guardarlo en un banco particular con los riesgos que ello puede representar? Sin duda las entidades bancarias seguirán siendo una fuente de financiación muy relevante (aunque ya no de forma única), y podrán seguir ofreciendo el pago de intereses a los ahorrantes, pero los bancos centrales pasarían a competir con los bancos comerciales en la custodia del dinero digital.

Precisamente, un segundo elemento interesante del experimento japonés es que responde a la necesidad forzosa de las entidades bancarias de reinventarse, ante los riesgos potenciales no solo de las CBDC, sino también de las criptomonedas que de las big tech. Me refiero en especial al proyecto de Meta (antes Facebook) respecto a su propia criptomoneda: Diem (antes Libra). Este proyecto, si bien no parece tener aval regulatorio por los enormes riesgos que representa, ha sido exitosamente sustituido por algo en apariencia más modesto: Novi, una wallet de Meta que opera con una stablecoin ya existente: el pax dollar, y que ya está siendo probado en Estados Unidos y Guatemala.

 

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