Sala de Prensa

1 julio, 2020

Mujeres a seguir recoge la opinión de Raquel García-Argudo, socia de ECIJA.

Hablando del problema del techo de cristal y su causas (…) Tampoco es una cuestión exclusiva del mercado español. “Yo tengo con frecuencia encuentros con socios de despacho de otros países y la tónica general es que sigue siendo un mundo dominado por hombres y con poca presencia femenina”, aclara Raquel García-Argudo. 

(…) Ser socio de un gran despacho requiere una dedicación y un estilo de vida que no todo el mundo, independientemente de su género, está dispuesto a aceptar. “Recientemente un colega alemán me contaba lo mucho que lo sorprendía que, en la negociación de condiciones, los abogados jóvenes fueran capaces de renunciar a bonus a cambio de meses libres para viajar. Ahora la gente busca no solo un medio de vida, quiere un trabajo en el que sienta que aporta, que se le escucha y que le ayude a realizarse”, explica García-Argudo. Además, el rol de abogado y el de un socio son muy diferentes y requieren competencias distintas. “Un abogado es un ejecutor técnico legal que es capaz de hacer escritos de calidad, enfrentarse a plazos y tiene un conocimiento profundo de la ley. Todos los socios han pasado por el papel de abogado, por lo que se le presuponen esas facultades, pero dedican más tiempo a la estrategia, a la captación de negocio y a la gestión con el cliente. El trabajo tiene un tinte más empresarial que legal, por así decirlo, y hay muchos abogados que no quieren seguir una carrera hacia socios porque les gusta más el ejercicio puro del derecho”.

(…) Afortunadamente, la situación está progresando y en los últimos dos o tres años, el cambio se ha acelerado. El objetivo es que las nuevas generaciones no tengan que superar los mismos problemas que tuvieron que vencer sus predecesoras para llegar a donde están (…) “Claro que he tenido que vencer obstáculos de todo tipo. En el entorno propio donde he crecido,  que ha sido un entorno muy machista y también en el ejercicio de mi carrera”, coincide Raquel García-Argudo. “He trabajado en tres países (España, China y Estados Unidos) y por supuesto que he estado expuesta a situaciones de desigualdad. Al principio ejercí en despachos más tradicionales y después mi carrera se ha movido hacia otros más modernos. Una de las cosas que más me gusta de mi empresa actual es que se anima a todo el mundo a ser quien es y a aportar lo mejor de sí. Establecer moldes, para las empresas y las personas, es limitador. Hay que estar abiertos a crecer, a ser flexibles, a innovar y a considerar otros puntos de vista, y eso solo ocurre cuando hay diversidad”. 

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