Confilegal recoge la opinión de Fernando Vizcaino, socio de Laboral de ECIJA.
Ha llegado el momento de desmontar la reforma laboral del 2021 y de aprobar cambios contra la temporalidad excesiva. Sin embargo, pese a esa declaración de intenciones, las voces de la patronal CEOE y de otros expertos creen necesario retrasar dichos cambios normativos.
Para Fernando Vizcaíno de Sas, “aparte de criterios de oportunidad en un momento en que la economía va hacia una recesión como consecuencia de la crisis del Covid-19, es evidente que reformar o derogar la Reforma Laboral de 2012 no es algo acertado”.
El abogado habla de reforma y no de derogación. “Por cuanto los puntos que más rechazo recibieron por la parte social (prevalencia del convenio de empresa, ultraactividad de los convenios o flexiseguridad en las negociaciones de materias como las modificaciones de condiciones laborales o los pactos de empresa) ya han sido modificadas de hecho por resoluciones judiciales que las han ido matizando o derogando”.
De esta manera, según Vizcaíno de San, “nadie duda hoy en día que un convenio se prorrogará más allá del año posterior a su vigencia si tal es la previsión que contiene su texto y el Tribunal Supremo ha declarado la inviabilidad de la ultraactividad que preveía la Reforma”.
También aclara que “el catálogo de materias que no pueden negociarse a nivel de empresa hace que los convenios de empresa que se han negociado desde el 2012 hasta hoy sigan siendo una minoría casi insignificante, predominando los convenios de sector o los autonómicos”.
“Sentencias como la reciente del Tribunal Supremo sobre la obligatoriedad de negociar los Planes de Igualdad con los sindicatos más significativos del sector de actividad de la empresa en detrimento de una ‘comisión ad hoc’ elegida entre la plantilla, ponen de relieve que el criterio, diga lo que diga la Reforma de 2012, que el impulso colectivo es de los representantes de los trabajadores, unitarios o sindicales”, advierte.
Vizcaíno de San señala que “derogar la reforma parece torpe en cuanto ha funcionado y no se puede imaginar que medidas usadas durante la Pandemia, como los ERTE, deban ser suprimidas”.
Tampoco es posible encarecer las indemnizaciones por despido. «Y retrotraer el esquema de 45/33 días. No está el actual gobierno por la labor de buscar fórmulas alternativas, como la llamada ‘mochila austriaca’, que sería complicado implementar en un tiempo de expedientes de regulación extintivos o situaciones de quiebras y suspensiones de pagos de las empresas”, destaca
El abogado opina que “todo lo que queda es abordar la contratación y así, para no caer otra vez en el agujero negro del ‘contrato único’, se anuncia reformas del artículo 42 del Estatuto en cuanto a subcontratación y externalización de servicios”.
“Pero aquí, de nuevo, ya se ha cambiado el ordenamiento jurídico de manera radical (la ley sobre Plataformas y ‘Riders’ es un buen ejemplo de ello) y los tribunales, de nuevo, están limitando las posibilidades de las empresas (por ejemplo, con la sentencia sobre fin de los contratos por obra sometida al fin de la contrata. O las acotaciones a la posibilidad de utilización de las conocidas Kelis)”, indica.
Recuerda que la patronal CEOE ya ha anunciado que le parece inoportuno e innecesario abordar ahora un cambio en la legislación laboral que suponga desmantelar los avances que introdujo la Reforma Laboral de 2012 y que, al contrario de lo que han estado haciendo hasta ahora de colaborar con el Ministerio de la señora Díaz para negociar medidas de ERTE o subvenciones y hasta la cuestión de la laboralidad de los falsos autónomos, no van a pactar esa derogación normativa.
A su juicio “en un momento en que, de nuevo a finales de mayo, acaban las medidas derivadas de la pandemia y hay que renegociar el panorama de cara a una actividad que no acaba de reanudarse, no parece que poner en la mesa una cuestión que divida a los interlocutores sociales, sea una buena idea».
Vizcaíno de Sas finaliza señalando que “esperemos que quede, como otras reformas agresivas en materia laboral (la jornada de cuatro horas, entre ellas), en un globo sonda y no se materializa un error tan grave como sería desmontar lo que supuso un avance en la regulación de las relaciones laborales de España”.