Jordi Bonet, socio de las áreas de Urbanismo, Medio Ambiente y Administrativo de ECIJA ha compartido su opinión en el medio Economía de Mallorca.
Hace unos días visualicé la película, el «Caso Collini», basada en un hecho real, terrible y desgraciado.
Trata de un hogar italiano ya grande que a la cabeza de los años asesina a un antiguo oficial de las SS alemanas responsable directo de la muerte de su pareja que vivió cuando era niño, durante la 2a. Guerra Mundial, después de no haber encontrado el emparejamiento de la justicia con motivo de la modificación de la ley que termina en el año 1963 permite la persecución de los crímenes de guerra.
Más allá del feto, nadie habló de la causa del asesinato. Ni el acusado, ni el abogado que representa a los familiares del difunto, ni el fiscal. Es la ley del silencio que se impone para amparar los horrores de la guerra, hasta que el novísimo defensor de oficio la descubre y la explica en la vista oral del juez, el que acaba provocando el suicidio del acusado que se siente aludido y responsable y la innecesaridad de la condena por causa de su muerte.
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