Sala de Prensa

1 julio, 2020

Xataka recoge la opinión de Alejandro Touriño, socio director de ECIJA

La posibilidad de acceder o no a internet tiene tal relevancia en nuestros días que, por sí sola, puede marcar la diferencia entre la prosperidad o la pobreza, el conocimiento o la ignorancia, la libertad o la opresión. Y, sin embargo, casi la mitad de la población mundial no dispone de medios para conectarse a la red de redes, una circunstancia que menoscaba sus opciones de progresar y ejercer sus derechos en un mundo globalizado y cada vez más interconectado.

Los datos de 2019 de la Unión Internacional de Telecomunicaciones al respecto son reveladores: el 46,4% de los habitantes del planeta, 3.600 millones de personas, no están conectados a internet. Por eso, varias organizaciones que velan por los derechos humanos defienden que el acceso a internet debería considerarse como tal. Otras, en cambio, estiman que la conexión a la web es un facilitador de derechos como el de información o libertad de expresión, pero no se posicionan a favor de que sea derecho humano.

Para Alejandro Touriño, socio director del despacho de abogados ECIJA, “con la libertad de acceso debería ser suficiente, porque en ningún sitio se nos reconoce, por ejemplo, el derecho a recibir información mediante frecuencia modulada. El derecho que se debe proteger, a mi juicio, es el de recibir esa información, no cómo recibirla”.

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Alejandro Touriño